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Ya llevo ocho años haciendo voluntariado en Proyecto Hombre y estoy muy a gusto. Acudo un par de días a la semana y colaboro en temas administrativos, metiendo datos y labores parecidas. Gizalde me orientó muy bien desde un principio y sigo colaborando porque el voluntariado me ayuda a sentirme bien, a llevar una vida activa y a relacionarme con otras personas.

Tengo una parálisis cerebral de nacimiento y tengo muchas dificultades para trabajar, así que tengo mucho tiempo libre. Por eso, intento hacer voluntariado siempre que tengo ocasión, además de con Proyecto Hombre, también colaboro con Elkartu, Kemen y otras asociaciones.

En mi opinión, todavía se tiene que reconocer más el trabajo de voluntariado y también se debería visibilizar que las personas con discapacidad podemos ser voluntarias, al fin y al cabo es una forma más de inclusión.

Creo que todavía tenemos muchas barreras y las más grandes no son barreras arquitectónicas, sino psicológicas. La falta de empatía, por ejemplo, es un obstáculo que tenemos la mayoría, también las personas con discapacidad. Hay personas que se refugian en sus dificultades para no actuar, y es verdad que lo tenemos más difícil, pero debemos mantenernos activos.

 
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