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La primera vez que me puse en contacto con Gizalde fue hace ya casi 20 años. Estábamos preparando la Semana de la Cultura Gitana, necesitábamos un equipo de megafonía, mesas y otro montón de cosas cuando alguien nos habló de los servicios de Gizalde.

Desde entonces hemos mantenido una relación muy estrecha, hemos participado en el Premio del Voluntariado y también ha sido un punto de encuentro con personas voluntarias de otras asociaciones. Gracias a Gizalde hemos tenido la oportunidad de convivir con otra gente, otras culturas y compartir ideas y experiencias. El desconocimiento que existe sobre el mundo gitano todavía es muy grande y por eso, entornos como el de Gizalde son importantes para abrirnos a otras asociaciones. Sólo desde el conocimiento podemos cambiar las miradas.

Luchar por mi pueblo, que ha sido maltratado y perseguido, es para mi una satisfacción. Y es que poco a poco, trabajando, he visto cómo la gente cambia y rompe con sus prejuicios. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer, pero sueño con conseguir la igualdad de la comunidad gitana, igualdad en todo el sentido de la palabra.

 
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